El ausente consciente.

Aquella fría mañana del mes de enero de un año cualquiera del siglo XXI, en una localidad del valle del Guadalquivir, Serendipia sintió el gélido frío mañanero que se colaba por la ventana del chalé en cual habita junto a su esposo Jacinto, Serendipia acostumbraba a dormir con la ventana entreabierta, de sentir el fresco en su rostro cuando al alba el sol despierta.

Aquella mañana del mes de enero el cielo estaba completamente encapotado amenazante de intensa lluvia, no asomaba un solo rayo de sol, Serendipia se agitó en el lecho marital, giro su cuerpo y extendió su brazo para abrazar a su esposo, éste no se encontraba en la cama al principio no le dio importancia y continuó durmiendo.