A la memoria de Dalí nuestro perrito chihuahua.

Carta a mi perrito Dalí, el cual físicamente no está en el plano terrenal, pero si en los corazones y en la memoria de los que amamos a nuestra mascota.

Un buen perro nunca muere. Siempre se queda. Camina junto a ti en los días de otoño cuando la escarcha está en los campos y el invierno se acerca. Su cabecita siempre estará en tus manos. (Mary Carolyn Davies)

Querido Dalí , Hoy día 3 de noviembre hubieses cumplido 10 años, Han pasado 72 días de duelo, de dolor y pena, te recordamos cada día, sobre todo yo, al levantarme, en la mañana, en los paseítos mañaneros, sigues estando presente en nuestras vidas, tu espíritu pervive en todos los rincones de la casa donde habitaste, aun sentimos tu presencia porque fue mucha felicidad la que nos diste en tu corta vida, 10 años escasos, te echo mucho de menos, todos te echamos de menos, pero me quedo con los buenos momentos vividos, con la alegría que impartías con tus ocurrencias, lo contento que te ponías cuando te decía: «vamos a la calle, despídete» y tu ibas y saludabas a todos los miembros de la familia antes de salir.

El día 23 de agosto del año 2021 me despedí de mi fiel amigo Dalí, mi familiar Dalí, un «niño» más en la familia. Al igual que la mayoría de los perros, Dalí era un alma buena. Poseía una amplia sonrisa, una cola feliz, unas orejas que hablaban con sus movimientos y un espíritu dulce. 

Dalí era muy querido por todos, incluso por los que no eran su familia, eso si, tenía una intuición especial para detectar a los «malos» y cuando se cruzaba con alguno se ponía a ladrarles, entendía perfectamente quien se llevaba bien con su amo y quien no.

Eras un luchador y trabajaste duro para quedarte con nosotros, pero después de 9 años, 9 meses y 20 días tuve que tomar la drástica y a la vez necesaria decisión ( que duro fue, que dolor, aún me duele, nos duele el alma) de «dormirte» para siempre, nunca olvidaré tus últimos minutos, tu temperamento, tu capacidad de lucha, me hiciste dudar hasta el último segundo pero ya te encontrabas mal, muy mal, en un estado innecesario de sufrimiento debido a la maldita enfermedad detectada meses atrás, ya no eras tú desde hacía unos meses, pero lo sobrellevamos, los tres últimos días fuero fatales, estabas lleno de dolor, hasta nosotros sentíamos ese dolor y la angustia de perderte para siempre porque tenias que marcharte ya, no íbamos a dejar que sufrieses más, era innecesario, aunque siempre tuvimos Fe al final no pudo ser.

Llegado el momento en mi brazos y apoyada tu cabecita en mi mano, te pusieron un sedante para dormirte, tu en ese momento estabas tranquilo, me mirabas como diciéndome «tengo sueño amo» y yo te decía duerme mi «niño» descansa, procurando no llorar en ese momento para que te quedases dormido, relajado, posteriormente te inyectaron otra vez y, tu cuerpo finalmente dejó de funcionar, entonces me derrumbé, nos derrumbamos, eras tan buen perrito, tuviste tanta mala suerte con la maldita enfermedad. Yo siempre pensé que estarías conmigo por siempre, sé que no podía se verdad, pero agradezco que hayas sido parte de mi vida y nos haya dado tantos buenos momentos con tu compañía.

Tu actitud feliz en la mañana: “este es el mejor momento del día” esa mirada esperando te dijese Dalí, vamos a la calle, estableces el tono para el resto del día. Sentarme cerca de ti,  en la misma habitación mientras yo estudiaba,  me ayuda a concentrarme. Hasta los momentos en que dormías en el sofá me llenaban de paz y me daba tranquilidad.

¡ Que dura es la vida ! cuando alguien se nos va, porque un perro, una mascota es parte de la vida de esa familia, es un miembro más y duele tanto como cuando se va cualquier miembro de la misma ( los que no tengan mascota puede que no lo entiendan, pero es así, tienen una vida tan corta comparada con la humana ) Los llegamos a considerar como parte de nuestra familia y por esta razón, nos duele mucho cuando fallecen.

Tú has estado ahí todos los días durante mucho tiempo. Me iba  a la cama sabiendo que estabas ahí y que estarías ahí cuando  despertará. Nunca dejaste de saludarme con tu cola llena de emoción y con una adorable sonrisa cuando llegaba a casa.

Hemos sido los mejores amigos desde el día en que nos conocimos, y nuestro vínculo sólo se ha fortalecido a lo largo de los años.  Aún cuando ya no eras capaz de hacer algunas cosas, aún eras el perrito más feliz del mundo y seguías intento hacerme feliz, Estoy en paz por que sé que estas en mejor lugar. Sé que tan pronto como diste tu último aliento, Dios se llevó  tu alma bella e inocente  al cielo. A pesar de que ya no estamos juntos físicamente, siempre permanecerás en mi corazón y en mi alma. Tú eres un gran ejemplo de lo que todos debemos hacer: esforzarnos por ser buenos, puros

Fuiste una bendición.

Los perros no son nuestra vida entera, pero hacen nuestras vidas completas, hasta que una persona no ha amado a un animal, una parte de su alma permanece sin despertar. ¿Cuándo fue la última vez que alguien se alegró tanto de verte, tan lleno de amor y afecto que literalmente corrieron a saludarte? Un perro lo hará por ti, diez, veinte, treinta veces al día... El es tu amigo, tu compañero, tu defensor, tu perro. Tú eres su vida, su amor, su líder. El será tuyo siempre, fiel y sincero, hasta el último latido de su corazón. A él le debes ser merecedor de tal devoción.

Hasta siempre fiel amigo, siempre te recordaré, te llevo conmigo a todas partes.

El mejor lugar para enterrar a un perro es en el corazón de su amo.

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